Es una pena que uno no conserve todos los recuerdos desde su nacimiento, si así fuera estoy segura que mis recuerdos estarían ligados siempre a los perros. Mi padre criador durante más de 30 años, siempre sintió un gran amor hacia los animales, especialmente hacia los perros y la mayor parte de su vida la ha dedicado a este que ahora es mi sueño.
Dejamos la ciudad y nos trasladamos a Urbina, un pequeño pueblo rodeado de montañas, aire fresco, tranquilidad y lo mas importante, un lugar ideal para que nuestros perros corrieran libremente en los mas de 27.000 metros cuadrados para el total disfrute de nuestros Akitas y Shibas.